ViajeViaje

Más allá del puro descubrimiento geográfico, es un viaje simbólico al que Roy Jaeggi nos invita.

Viaje en el tiempo y en el espacio, a la búsqueda de la armonía, del amor, de la belleza.

Esta búsqueda esencial de una luz y de un “centro espiritual”, esta aspiración a una dimensión más serena, nos transporta por su fuerza ascendente.

Más allá de contingencias habituales, hay que saber “atravesar el espejo”, otorgarse la facultad de percibir lo imperceptible, tomarse el tiempo de escuchar el silencio; así se vive toda la obra de Roy Jaeggi. Una vez el rigor y la minuciosidad de la ejecución sobrepuestos, es todo un universo, una abundancia de símbolos que nos transporta en un fantástico viaje iniciático sin principio, ni fin.

Es todo un mundo de pruebas a superar, de experiencias a vivir. Entonces, hay que recorrer bosques inextricables, atravesar esos recintos prohibidos, cruzar los puentes misteriosos, hacer frente a los mares peligrosos, dejarse llevar por los arcos-iris liberadores y esperar así las orillas pacíficas.

Pero en realidad, este viaje iniciático en el cual Roy Jaeggi nos lleva irresistiblemente, no es, el que solo se puede cumplir al interior mismo del ser?

Este viaje, no es también, el que nos propone de hacer la pintura, llevándonos por diferentes caminos, para comprender el conjunto de su obra. Dando por ella misma, una cohesión y una unidad de tiempo y de lugar de una forma de expresión original.

Deir eL-Bahari

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La Moldau

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